Descuento:
-5%Antes:
Despues:
18,91 €Â«Mi padre enloqueció durante veintiún dÃas en el verano de 2011, tras una operación rutinaria cuyas complicaciones siguen siendo, aún hoy, inexplicables. A lo largo de aquellas tres semanas aseguraba ser Lenin y pedÃa que lo trataran como tal, llegando a exigir que su informe clÃnico y las medicinas que le eran suministradas llevasen escrito el nombre de VladÃmir Ilich Uliánov. Los médicos accedieron a semejante cambio identitario, aunque continuaron llamándole señor R., algo que sin duda le disgustaba. Por lo demás, su carácter apenas varió, seguÃa siendo el mismo hombre aguerrido y bromista que de costumbre.»
He aquà una novela modélica para este tiempo de incertidumbres. «Modélica» por todo lo que nos revela en un tiempo sin revelaciones ya. Pero no impositiva, sino cordial: porque propone diálogo. La novela de un trasterrado (en cierto modo), de alguien que es tanto de un lugar como de otro. Y, no menos importante, la novela (también) de un desclasado. El joven profesor universitario y su padre obrero e hijo y nieto de agricultores. De La Mancha a Cataluña, de la estética del arado a la Estética con mayúsculas.
He aquà una novela de amor filial y de amor polÃtico. Una novela sobre la lucha de clases cuando ya quedan pocas fuerzas para la lucha, cuando ésta ha sido capitalizada por algunos partidos y ha sido reducida a eslóganes.
El padre está enfermo y vuelve a su lugar de origen, el hijo está «enfermo» de vida y de pasado, y también de deseo por saber y estar, como cuando era niño. Y se rÃe de él mismo aún, y sigue teniendo miedo... pero ha aprendido a tenerlo. Es decir, a soportarlo.
En estas páginas no se desdeña el humor ni cuando se habla de la muerte o la locura, pero se hace de manera muy seria. Por fin, un libro que nos hace sonreÃr en medio de la melancolÃa sin negar «la posibilidad de la revuelta».