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10,36 €Entre exactitudes a las que querrÃan agarrarse y nebulosas que no quieren nombrar, cuatro personajes son convocados para hablar de uno de ellos, que también habla. ¿Versiones contradictorias? No. ¿Complementarias? Bah. El mundo de En el café de la juventud perdida no es un mundo que se pueda recomponer. Tiene algo de Escenas de la vida bohemia, claro, pero el libro que más cita es Horizontes perdidos, la invención de Shangri-La, donde el tiempo se detiene. «Pero no merece la pena ir tan lejos», dice Louki, el centro de la novela. «Me acuerdo de mis paseos nocturnos. Para mÃ, Montmartre era el TÃbet.» Y aun asÃ, se esté donde se esté un lugar cartografiado, una «zona neutra», un número concreto de una calle concreta de ParÃs, salir de un sitio es siempre como salir de Shangri-La: entonces uno envejece, muere.
Luis MagrinyÃ
Ilustración de cubierta
Laura AgustÃ